LA LEALTAD DE LOS POLÍTICOS
Para muchas personas el oficio más codiciado en nuestros
tiempos es sin duda el de políticos. Un político tiene destreza en la palabra y
su discurso es persuasivo. Los oyentes
que escuchan a un político; son convencidos por el mensaje o bien, por la
vehemencia con que lo pronuncian. Los políticos capturan la atención de los
oyentes, que se sienten atraídos por la retórica de la palabra. Ya en el
enamoramiento, los políticos prometen las perlas de la virgen aunque no las
tengan.
Pero para entender este trabajo definamos el término. Política (< latín politĭcus < griego
antiguo πολιτικός politikós, masculino de πολιτική politikḗ, que significa «de,
para o relacionado con los ciudadanos») según esta definición es el proceso de tomar decisiones que se
aplican a todos los miembros de un grupo. O también es el arte, doctrina u opinión
referente al gobierno de los Estados.
Según la enciclopedia es La ciencia política constituye
una rama de las ciencias sociales que se ocupa de la actividad, en virtud de la
cual una sociedad libre, compuesta por personas libres, resuelve los problemas
que le plantea su convivencia colectiva. O sea que es un quehacer
ordenado al bien común.
La política como ciencia es sin duda un trabajo para quienes tienen
vocación de servicio. Pero desafortunadamente en la política medran gentes sin
escrúpulos que olvidan el principio rector de su definición donde dice que es la
rama de la moral que se ocupa de la actividad, en virtud de la cual una
sociedad libre, compuesta por personas libres, resuelve los problemas que le
plantea su convivencia colectiva, entendida como el quehacer ordenado al bien
común.
La política, desde la perspectiva del pueblo, no es más que el arte del engaño.
En nuestro país se puede observar
claramente las formas y vicios de la clase política. Para empezar la gran
mayoría de estos, son familias de oficio. O sea que siempre han vivido de la
política. Los puestos políticos en
nuestro país han sido siempre heredados; obsérvense los apellidos que han
gobernado a México y descubriremos que el grupo de élite, siempre será el grupo
de élite. Y los de la prole siempre seremos de la prole. Estos cánones sociales
establecidos no permite que la prole, el pueblo pues, entremos al grupo de los
iluminados para autogobernarnos; sino que siempre tendrían que ser los
aprobados por la súper estructura social que domina y gobierna a nuestro país.
Es curioso observar que los representantes políticos;
después de obtener el fuero, concedido por el pueblo, se autonombre un adalid y
tener autoridad para decidir por el futuro de ese pueblo. Los políticos pierden
el rumbo cuando en la cámara de diputados o senadores olvidan que somos el
pueblo los que debemos determinar y no ellos.
A ellos les corresponde decir nuestras decisiones. No decidir por
nosotros. Es ahí donde se tergiversa el término política.
En estos tiempos el pueblo de México está cansado de las
decisiones unilaterales de los políticos. Ventas de bienes nacionales,
desapariciones de conquistas sindicales, menoscabo de salarios y tantas otras
cosas en materia de salud, educación y bienestar social que los políticos han
desaparecido. Y todo en nombre de la modernidad.
Los políticos de oficio saben que tienen que estar del
lado de los de su clase. Los nuevos, que logran coronar sus aspiraciones, pero
que surgieron del pueblo; tan pronto entran en el mundo de la élite, olvidan
sus raíces. Se hacen de nuevos amigos y sienten que han escalado a la realeza.
Olvidándose de las promesas y las necesidades de su gente.
Estos, son más peligrosos que los políticos de oficio.
Porque traicionan el voto, la confianza y a su misma gente. Ellos sienten que
el poder de la élite les ha abierto el camino de la prosperidad. Y por consiguiente
dejan en el olvido a sus congéneres que alguna vez les dieron su confianza.
Según apreciaciones; la clase política es la más nociva
para el pueblo. Porque los políticos solo aspiran a cambiar su status social y
solo piensan en tener contentos a los que ostentan el poder económico. Solo
están para aprobar reformas a la constitución que dañan la integridad de los
mexicanos.
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